La Espontaneidad debería permanecer virgen ante el falo de la fingida Apariencia, sí! La fingida Apariencia, aunque parezca redundante tener un sustantivo calificado por un adjetivo que se considera tácito, inherente a la condición del sujeto en esta oración, es necesario para llevarles a la realidad; la violación de la Espontaneidad, la violación que más allá de matarla, la ha dejado viva con el recuerdo.
La Inteligencia la sedujo... Desde la puerta asomaba sus encantos; Una mente trovadora, un alma de juglar y una espalda llena de pecas cual estrellas en el firmamento, ella no pudo resistirse.
La Cultura y la Elegancia entraron, quienes de la mano, le hablaban a la Espontaneidad quien no dejaba de sentirse maravillada por la naturaleza de todas ellas, de esto que le ocurría, era una paradadójica relación, un intercambio de apasionados fluidos que a medida que fueron conteniéndose llamaron, a gritos, al Placer quien no dudó en llegar.
Perdonen que los deje en duda,
pero en este momento acompaño a terapia intensiva a la ultrajada Espontaneidad quien, conmocionada,
abraza al Placer mientras el Dolor espera afuera,
ella lo sabe.
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