Desde antes de tenerte dentro de mí te he pensado, te he escrito y te he amado. Sucede que las mujeres tenemos nuestro relojito, ese relojito que nos dice cuándo es tiempo de entregarnos por completo a este ser maravilloso que llenará nuestra vida de luz. Tu papi y yo hablamos de ti, de hecho... Tu hermanito quien vino hace unos meses y me dijo de su existencia con su partida me enseñó tanto, me dijo que me preparara para no sólo buscarte sino esperarte con tanto amor como el que él te entregó dando su vida. Ay nené, son tantas las cosas que quiero enseñarte pero estoy segura de que serán muchas más las que tú me enseñarás. Me siento dichosa por tenerte sanito y formándote dentro de mí, hablándome con mis náuseas matutinas, haciendo desde ya una mejor persona de mí... Has llegado en el momento perfecto, estuve esperándote todos estos meses en los que liberé mi cuerpo de anticonceptivos y me preparé para recibirte, con un poquito de miedo, confieso... Pero quién no lo tiene a lo...
¿Te ha pasado que de pronto sientes que te vienes? Te vienes para estar como quieres. Vienes y sientes temor por el desastre que no es. Vienes a visitar lugares comunes, recuerdos. Te vienes encima, a carcajadas y uno que otro dolor. También me vengo, me derramo en letras. Voy y vengo entre cartas, a veces me pierdo y ella me rescata, me pregunta si disfruto el viaje. ¿Te pasa?