Secuestrada y obligada a dar un show, de ello depende su vida y aún no lo sabe, al verse en tarima sólo tiene un título al que logra ascender valiéndose de múltiples piruetas emocionales, movimientos cadenciosos y un tanto de humor para preservar la integridad a cambio de su intimidad.
El desempeño en el escenario lo maneja un voyeur que ha memorizado radiográficamente cada aspecto de su vida, cada necesidad, su dolor. Él se vale de medios audiovisuales para fracturar la piel expuesta, el humo recurrente y el suicidio de esta mujer que no teme asumir su realidad y mostrarla... Desnuda, altiva, erguida y terriblemente expuesta -demasiado- algunas veces.
Se para frente a todos y les grita lo bárbaros que son, les dice que se vayan a la mierda, pero ninguno reacciona, todos están danzando la mirada al ritmo del contoneo de sus caderas que no es más que una distracción -como casi todos los artificios femeninos- para no evidenciar el miedo.
Ella habla más alto, proyecta su voz, siente como se tensa su diafragma, su abdomen y su ser -vibra- pero no hinchada de amor sino asqueada y repleta de decepción, ese terrible sentimiento al que casi siempre le precede la verdad que todos piden y nadie quiere , ella se siente desilusionada por haber hecho tantas conjeturas idealistas y esperanzadoras que le daban al común una sobre-estimada humanidad que en ella se desborda como el sudor entre amantes.
Está cansada de hacer maletas pero más le aturde el sedentarismo, es una nómada secuestrada y obligada a fingir libertad. Pues bueno -se dice a sí misma- de la libertad al libertinaje sólo hay una delgada línea blanca; jugaré a la funámbula mientras veo como me escapo de estos sonámbulos retorcidos, de estos-sin-nada-que-todo-quieren y sin nada seguirán porque sólo saben codiciar/especular/violar y todos los "ar" menos amar y odiar porque para eso les falta intensidad, cierto... Nada tienen, carentes.
Ella sabe que si pide auxilio, pensarán que es parte del show, si se desespera podría ser una comedia, si huye una tragedia, por eso los enfrenta con todo lo que tiene; sus dones.
En un parpadeo está frente al espejo, hablando con todos que no son más que proyecciones de sí -perdida- en la necesidad de otros.
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